En su camino hacia el naturalismo el gótico adopta en su iconografía la flora y la fauna autóctonos. La zona estuvo rodeada de pinares, teniendo gran importancia para su economía por una Real Cédula dirigida por Emique IV (1.473) a los concejos y alcaldes de la zona, el Monasterio obtiene semanalmente una carreta de madera de pino para su "probeimiento ".